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Es decir, Vino Espumoso de Calidad Producido en una Región Determinada, y es el nombre declarado por la legislación de la Unión Europea para el vino espumoso producido según el método tradicional en la región delimitada conocida como “Región del Cava”.
El “Cava” se obtiene mediante la realización de una segunda fermentación alcohólica en botella, del vino base, y cumpliendo “el método tradicional”, en la zona geográfica acogida por el consejo regulador.
El vino debe permanecer, al menos, nueve meses en contacto con las lías y en la misma botella en la que tuvo lugar la segunda fermentación.
Podrá ser: blanco o rosado.
Los cavas se clasifican según su contenido en azúcares, desde el brut-nature al dulce.
Las variedades de vid autorizadas para producir uva destinada a la elaboración de vino base y “Cava” son las siguientes:
Las botellas de la DOP “Cava” destinadas al consumo deberán ir provistas de una contraetiqueta u otro tipo de marchamo, en ambos casos numerados, expedidas por el Consejo Regulador, que deberán colocarse en la bodega de elaboración.
Existirán diversos tipos de marchamos o contraetiquetas, en función de la capacidad de las botellas sobre las que se adhieran y las menciones relativas a la crianza que consten en el etiquetado “Cava”, “Cava Reserva” o “Cava Gran Reserva”.
El origen del Cava viene asociado al esplendor de la viticultura catalana de mediados del s.XIX. Los estudios de microbiología de Louis Pasteur aplicados al vino supusieron el control de la segunda fermentación en botella, y el descubrimiento del corcho permitió evitar la pérdida de las burbujas producidas en el vino. Nació así el método tradicional o champenoise.
En este s. XIX, varias familias de Sant Sadurní d'Anoia, inician la investigación de esta nueva técnica de elaboración aplicada a los cultivos de la zona, fruto de sus estudios y ensayos, vinculados al prestigioso Instituto Agrícola Catalán San Isidro. Nace así el Cava con una identidad propia distinta de cualquier otro vino espumoso de calidad.
En 1872, se elaboran en el municipio de Sant Sadurní d’Anoia las primeras botellas de Cava siguiendo el método tradicional de segunda fermentación en botella. Se inicia así su elaboración y la villa se convierte en la capital neurálgica del Cava.
En los años 20, el CAVA se afianza en el mercado español alcanzando su gran crecimiento en los 60 y su consolidación internacional en los 80. Hoy es uno de los sectores vitivinícolas más dinámicos y prósperos de la viticultura “esencialmente catalana” con una producción que ha superado los 220 millones de botellas al año que llegan a consumidores de todo el mundo.
Con una gran reputación internacional, el Cava tiene una tradición centenaria y sus características particulares aseguran que su calidad se mantenga de forma consistente un año tras otro.
La “Región del Cava” está formada por un total de 159 municipios de las provincias de Barcelona (63), Tarragona (52), Lleida (12), Girona (5), La Rioja (18), Álava (3), Zaragoza (2), Navarra (2), Valencia (1) y Badajoz (1), que en su conjunto configuran la zona de producción delimitada del Cava y, por tanto, son los únicos con plena capacidad legal para producir este tipo de vino espumoso y comercializarlo bajo este nombre.
El municipio de Sant Sadurní d’Anoia es el núcleo y origen de esta región, el motor que impulsa y le da vida. Su espíritu no es tan solo un espacio, un territorio, sino que significa la tradición, un estilo de elaborar, una fe ciega en la calidad del producto, un entusiasmo singular en la proyección y en la difusión de esta bebida tan especial.
El “Cava” únicamente podrá ser comercializado en botellas de vidrio de las siguientes capacidades:
El nivel de calidad que ha alcanzado el Cava, empieza en el viñedo. La recolección de la uva, su acondicionamiento y el transporte hasta las bodegas de elaboración, se realiza con todo cuidado y con la máxima celeridad para que el tiempo transcurrido entre la recolección y la obtención del mosto sea el mínimo posible.
Al llegar la uva a la bodega se inicia el proceso de elaboración del vino base, con la extracción del mosto mediante un prensado suave, que permite obtener mostos de gran calidad.
Seguidamente estos mostos se clarifican, iniciándose el proceso de fermentación con levaduras seleccionadas y riguroso control de temperaturas a fin de aprovechar al máximo los aromas propios de las distintas variedades, cada una de las cuales se vinifica separadamente.
Finalizada la vinificación, los técnicos determinan la proporción de cada tipo y variedad que conformará el “cupage” que dará origen a los diferentes cavas. Los vinos de distintas variedades, se complementan para dar como resultado un vino con personalidad propia que definirá las características de cada marca elaboradora.
La totalidad del proceso de elaboración del “Cava”, desde el tiraje hasta el degüelle inclusive, deberá transcurrir en la misma botella.
Se denomina “tiraje” a la operación de llenado de las botellas con el vino base y el licor de tiraje.
Para la preparación del “licor de tiraje” únicamente podrán utilizarse, además de levaduras secas o en suspensión vínica, sacarosa y mosto de uva concentrado, rectificado o no, mosto de uva parcialmente fermentado y vino base.
La adición de licor de tiraje al vino base no deberá originar el comienzo de la fermentación alcohólica en depósito abierto.
La incorporación del licor de tiraje no puede aumentar el grado alcohólico volumétrico total del vino base en más de 1,5% vol.
Efectuado el tiraje y cerradas las botellas, éstas se colocan en los locales de crianza, en posición horizontal, denominada “en rima”, efectuándose en esta fase la fermentación y toma de espuma y posterior crianza.
Concluida la fase de “rima” la botella es sometida a un proceso de removido hasta conseguir que todo el sedimento quede perfectamente aglomerado en el cuello de la misma, manteniéndose la botella en posición invertida, denominada “botellas en punta”, hasta el momento de proceder a su degüelle.
El degüelle consiste en la eliminación de las lías depositadas en el cuello de la botella, debiendo quedar el vino, después de la operación, perfectamente brillante, sin muestra de sedimento alguno. Inmediatamente se realizará el relleno de cada botella para restablecer el volumen inicial, mediante la adición del mismo vino espumoso y en su caso del licor de expedición, siendo cerrada la botella con el tapón definitivo, también denominado “de expedición”.
El licor de expedición únicamente puede estar compuesto de: sacarosa, mosto de uva, mosto de uva parcialmente fermentado, mosto de uva concentrado, mosto de uva concentrado rectificado, vino base, o una mezcla de dichos productos, con adición en su caso, de destilado de vino.
La incorporación del licor de expedición no podrá aumentar el grado alcohólico adquirido en más de 0,5% vol.